Millones de personas en Bangladesh están varadas por las inundaciones
Cientos de personas vadean aguas lodosas que les llegan a la altura del pecho y se dirigen lentamente hacia un lugar seguro, con sus pertenencias sostenidas en alto por encima de sus cabezas para mantenerlas secas.
Al entrar en la ciudad de Feni, en el sureste de Bangladesh, queda claro por qué es descrita como el epicentro de una de las peores inundaciones que se recuerdan en el país. Desde el miércoles por la noche, el agua ha inundado 11 distritos y grandes franjas de la ciudad de casi 1,5 millones de habitantes están ahora sumergidas.
Bangladesh vive de sus ríos y vías fluviales: su población depende de esta fuente vital de vida para pescar y cultivar los arrozales. El país también está familiarizado con las inundaciones y los ciclones, especialmente en los últimos años, ya que los científicos afirman que el cambio climático provocado por el ser humano exacerba los fenómenos meteorológicos extremos.
Pero esta inundación los tomó por sorpresa y la gente de aquí culpa a los funcionarios de la India.
Docenas de personas acusaron a Nueva Delhi de liberar agua de la presa de Dumbur, en el vecino estado de Tripura, sin ninguna advertencia.
Mientras se escucha junto a sus casas, que algunas personas gritan: “Odiamos a la India” y “Ésta es agua india”.
“Abrieron la compuerta, pero no se dio ninguna información”, dijo Shoriful Islam, de 29 años, un trabajador informático que regresó a su ciudad natal desde la capital, Dhaka, para colaborar como voluntario en las tareas de rescate.
India negó que la liberación de la presa fuera deliberada y dijo que el exceso de lluvia fue un factor, aunque admitió que un apagón y un fallo en las comunicaciones significaron que no emitieron la advertencia habitual a los vecinos río abajo.
“India utilizó un arma de agua”, dijo Islam. “India se está vengando por haber destruido el último gobierno”.
“No sé si están vivos”
La única forma de entrar o salir de la zona inundada es en barco; todas las carreteras principales están completamente incomunicadas para los vehículos, y los esfuerzos de rescate se están viendo ralentizados por la falta de electricidad y el apagón casi total de las comunicaciones en la ciudad.
El Ejército y la Marina han sido movilizados para coordinar las operaciones de socorro y en los últimos días ha surgido un esfuerzo de voluntariado en todo el país, con personas que llegan de Dhaka y de otras partes del país para echar una mano en los rescates y en la entrega de ayuda.
Algunos de ellos también están regresando a su ciudad natal para buscar a sus familiares.
El voluntario Abdus Salam de 35 años que suele trabajar como profesor de inglés en Dhaka dijo que 12 miembros de su familia están varados en una zona rural a 25 kilómetros del centro de Feni, entre ellos sus dos hermanas, su hermano y sus hijos.
“No sé si están vivos”, dijo. “Lloro la mayor parte del tiempo”.
“No hay electricidad, ni gas, ni internet”, añadió, haciendo un llamamiento a la comunidad internacional para que envíe ayuda.
Casi 5 millones de personas están afectadas por las inundaciones en Bangladesh, y al menos 18 personas han muerto, pero se teme que esa cifra pueda aumentar mucho más a medida que las aguas de la inundación retrocedan.
En la vecina India, las autoridades afirman que al menos 26 personas han muerto y más de 64.000 buscan refugio en campos de socorro en la región de Tripura.
No es una inundación ordinaria
La ira crece ahora entre las víctimas de las inundaciones en Bangladesh sobre el origen del agua que anegó sus hogares.
Según el secretario de prensa del gobierno provisional, Shafiqul Alam, Pranay Verma, alto comisionado de la India en Bangladesh, dijo al gobierno provisional de este país que se había producido un “desbordamiento automático” en la presa debido al alto nivel de las aguas.
Pero algunos creen que influyó la política.
“India demostró su inhumanidad al abrir la presa sin previo aviso”, declaró Nahid Islam, uno de los dos representantes de los estudiantes en el gobierno interino de Bangladesh, presidido por el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus.
Hace tres semanas, Bangladesh destituyó a su primera ministra Sheikh Hasina después de que un movimiento de protesta liderado por estudiantes contra las cuotas de empleo se transformara en un movimiento nacional para obligarla a abandonar el poder cuando ordenó una sangrienta represión en la que murieron cientos de personas.
Hasina huyó en helicóptero a la India el 5 de agosto, después de que decenas de miles de personas marcharan sobre la capital y su residencia. Durante sus 15 años en el poder, Hasina estrechó fuertes lazos con India y con el primer ministro Narendra Modi, que ahora cumple un raro tercer mandato.
Tras su destitución, surgieron informes de ataques de represalia contra personas consideradas leales al partido de Hasina, muchos de ellos hindúes, lo que desató una gran preocupación en la vecina India, de mayoría hindú.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la India declaró el jueves que era “objetivamente incorrecto” culpar de las inundaciones al agua liberada por la presa de Dumbur. El ministerio precisó que las inundaciones en Bangladesh se debían “principalmente” al agua procedente de las grandes cuencas del río Gumti, aguas abajo de la presa.
“Las inundaciones en los ríos en común entre la India y Bangladesh son un problema compartido que inflige sufrimientos a la población de ambas partes y requiere una estrecha cooperación mutua para su resolución”, decía el comunicado.
“Están muy asustados”
Mientras crece la disputa diplomática, los equipos de rescate trabajan sin descanso en la zona inundada, donde cada operación de rescate supone un enorme desafío logístico.
Lo que normalmente sería un viaje de cuatro horas desde Dhaka es el doble en las carreteras atascadas, ya que los equipos de rescate y los voluntarios intentan acceder a la región inundada desde todo el país. Los barcos son difíciles de conseguir, por lo que muchas familias acuden a recuperar a sus parientes pero luego no tienen forma de llegar hasta ellos.
“Estoy desamparado porque no tengo barco”, dijo Yasin Arafat, de 24 años, que vino desde Dhaka para intentar llegar hasta su padre, su madre, su abuela y su hermano pequeño.
Arafat ha oído que hay 35 familias aferradas a un tejado de su pueblo, incluidas dos mujeres embarazadas. Pero está a tres horas en barco de la ciudad y no encuentra una embarcación de rescate que le lleve hasta allí.
“No tienen agua, ni comida, y están muy asustados”, dijo. “En las últimas 48 horas no he tenido ninguna noticia”.
Incluso cuando la gente puede conseguir una barca, hay secciones de la ciudad en terrenos más elevados, incluida la vía del tren, donde las embarcaciones tienen que ser transportadas manualmente por docenas de voluntarios.
La carretera principal que atraviesa Feni se ha convertido ahora en su principal vía fluvial y se está utilizando como ruta central para que la gente consiga llegar a tierra firme.
Algunas de las personas que pueden salir caminando están vadeando aguas turbias que les llegan a la cintura o al pecho – arriesgándose a contraer enfermedades transmitidas por el agua, a ser víctimas de serpientes o a ahogarse para intentar ponerse a salvo.
Para muchos otros que se encuentran en las zonas más profundas de la inundación, es imposible intentar caminar, por lo que quedan varados en aldeas a varios kilómetros del centro de la ciudad. Incluso el viaje en barco hasta estas zonas es arriesgado, al navegar a través de densos árboles y pantanos se corre el riesgo de atascar el motor o chocar con obstáculos submarinos invisibles en el agua turbia.
Nuestro barco pasa junto a un edificio gubernamental que se utiliza como centro de rescate, donde se calcula que se refugian unas 500 personas.
Otros edificios de varios pisos, incluidos un hospital inundado y varias escuelas, se están utilizando como refugio temporal para quienes viven en chozas de un solo piso que ahora están bajo el agua. Están físicamente a salvo pero carecen de alimentos, agua y medicinas.
Peyara Akther, de 36 años, intenta rescatar a su hermana Tanzina y a su recién nacido enfermo de las afueras rurales de la ciudad. Dijo que el bebé de un mes no ha comido en los últimos días y necesita ir al médico.
“Me preocupa que el bebé no sobreviva”, dijo Akther.
Pero después de buscar durante una hora hasta llegar a la escuela donde cree que podría estar refugiada su hermana, no hay rastro de ellos; el apagón de las comunicaciones agrava los crecientes problemas a los que se enfrentan estas operaciones de rescate.
Akther vuelve a casa con la esperanza de que su hermana haya encontrado otro camino.
Un hombre nacido en Feni que trabaja como guardia de seguridad en un hospital de Qatar voló de vuelta a Bangladesh cuando se enteró de lo que estaba ocurriendo en su ciudad natal.
Consiguió un barco con la esperanza de rescatar a su madre de 55 años, pero su ubicación es demasiado remota como para llegar a ella. En cambio, acudió a un refugio para sacar a otros familiares.
La familia de cuatro miembros –madre, hijo y abuelos– subieron con dificultad a la embarcación, trepando con la ayuda de las personas que se encontraban a bordo. Todos estaban muy agotados y visiblemente hambrientos, luego devoraron frutos secos y bebieron agua a grandes tragos.
“Ahora estamos contentos”, dijo el abuelo Mizanur Rahman Khan, de 65 años. “Estamos a salvo”.
Mientras la oscuridad se cierne sobre la tarde del pasado viernes, los esfuerzos de rescate continúan durante la noche para intentar poner a salvo a las familias de Feni.
La principal esperanza en esta ciudad es que las personas varadas sobrevivan lo suficiente para que llegue la ayuda, o para que las aguas de la inundación retrocedan.
Fuente: CNN