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Prolapso vaginal: un problema común que afecta a casi la mitad de las mujeres

Prolapso vaginal: un problema común que afecta a casi la mitad de las mujeres

El prolapso vaginal, también conocido como vejiga caída o cistocele, es una condición más frecuente de lo que se piensa: se estima que cerca del 40 % de las mujeres en el mundo lo experimentará en algún momento de su vida, especialmente durante la vejez, de acuerdo con datos de la Universidad de Florida.

Aunque se trata de un padecimiento documentado desde la antigüedad —existe registro en el Papiro Ginecológico Kahun (1835 a. C.)—, el estigma que lo rodea ha provocado que muchas mujeres lo vivan en silencio, contribuyendo a su subdiagnóstico y retraso en la atención médica.

El prolapso ocurre cuando los músculos y ligamentos del suelo pélvico se debilitan, lo que permite que órganos como la vejiga desciendan hacia la vagina. Según su gravedad, se clasifica en distintos grados: desde un descenso leve, hasta el grado 3, en el que la vejiga sobresale notablemente por la abertura vaginal.

Entre los síntomas más comunes destacan:

  • Sensación de pesadez o dolor en la zona pélvica.
  • Dificultad para vaciar la vejiga.
  • Incontinencia urinaria o, en casos graves, imposibilidad de orinar.
  • Infecciones urinarias recurrentes.
  • Estreñimiento, dolores de espalda o molestias durante las relaciones sexuales.
El estreñimiento recurrente puede incrementar los riesgos.

Entre las causas más frecuentes se encuentran:

  • Partos vaginales múltiples.
  • Obesidad.
  • Cirugías abdominales o histerectomía.
  • Disminución de estrógeno (asociada a la menopausia).
  • Estreñimiento crónico o tos persistente.
  • Levantamiento de objetos pesados o actividad física de alto impacto.
  • Antecedentes familiares.

Aunque el cistocele no suele representar un riesgo vital, sí afecta la calidad de vida de quienes lo padecen.

El prolapso no es un problema exclusiva de las adultas mayores, sin embargo, es en esta etapa cuando incrementan los factores de riesgo.

Expertos de la Cleveland Clinic y la Universidad de Chicago coinciden en que mantener un peso saludable, evitar el estreñimiento y fortalecer los músculos del suelo pélvico son las mejores estrategias de prevención.

En este sentido, los ejercicios de Kegel, desarrollados en la década de 1940 por el ginecólogo Arnold H. Kegel, han demostrado ser altamente efectivos. Según especialistas de Harvard, para realizarlos correctamente se recomienda:

  1. Identificar los músculos pélvicos (los mismos que se activan al detener el flujo de orina).
  2. Contraerlos de 3 a 5 segundos.
  3. Relajar de 3 a 5 segundos.
  4. Repetir 10 veces, procurando no tensar abdomen ni piernas.

Con práctica, el objetivo es alcanzar 20 repeticiones, tres a cuatro veces al día, lo que ayuda a reforzar el soporte de la pelvis incluso en edades avanzadas.