
“Sin querer queriendo”: la serie que redescubre a Chespirito desde lo íntimo y lo humano

La historia de Roberto Gómez Bolaños, creador de algunos de los personajes más entrañables de la televisión latinoamericana, revive en la nueva serie de Max, Sin querer queriendo, inspirada en su autobiografía. La producción ofrece un recorrido íntimo por su vida, desde la infancia hasta su consagración como ícono del humor en español, cruzando fronteras y generaciones.
Dirigida por Rodrigo Santos y protagonizada por Pablo Cruz, la serie se compone de ocho episodios que recorren distintas etapas de la vida de Chespirito. “Lo que más me sorprende es su capacidad para crear un humor que la gente recibió de buena manera, incluso sin que él mismo se diera cuenta del impacto que estaba generando”, explicó Santos en entrevista.
Un viaje emocional y creativo
Pablo Cruz encarna a Roberto Gómez Bolaños en un papel que define como transformador. Desde su primer acercamiento al proyecto, el actor sintió una conexión especial: “Estaba haciendo ejercicios de respiración cuando me llamaron del casting; sentí una energía, una apertura emocional que me marcó. Supe que era él”.
Para Cruz, interpretar a Chespirito fue también una lección sobre cómo crear en medio de la incertidumbre. “Roberto no esperaba condiciones perfectas. Creaba sin excusas. Me ayudó a superar mi propia crisis creativa”, afirmó.
La serie, producida con la colaboración de sus hijos Paulina Gómez y Roberto Gómez Fernández, muestra no solo la vida pública del comediante, sino su faceta más personal y emocional, donde el humor y la resiliencia se entrelazan.

Las mujeres detrás del genio
Sin querer queriendo no se limita a la figura masculina del creador, sino que reivindica el papel fundamental de las mujeres que lo acompañaron en su vida: su madre Elsa Bolaños y su esposa Graciela Fernández.
Karina Gidi, quien interpreta a Elsa, destacó la libertad creativa que tuvo para construir al personaje. “No es una figura pública, pero fue clave en su formación ética y emocional. Me conecté con ella desde mi propia experiencia como madre”, explicó la actriz.
Por su parte, Paulina Dávila, quien da vida a Graciela, destacó el valor emocional del proceso. “Fue muy íntimo. Leí cartas de sus hijas, encontré mucho de mí, de mi mamá y mi abuela en ella. Graciela fue su fan número uno, quien más creyó en él y sostuvo la parte más íntima de su vida”.
El humor como espejo social
La serie también pone énfasis en los mensajes sociales que marcaron la obra de Gómez Bolaños. En El Chavo del 8, por ejemplo, la desigualdad social se refleja con claridad entre personajes como el Chavo y Quico.
Juan Lecanda, quien interpreta al personaje inspirado en Quico —llamado Marcos Barragán en la serie—, destacó la carga simbólica de esa diferencia: “No solo era comedia, era también un reflejo social muy reconocible por el público mexicano”.
Lecanda compartió que el proceso fue largo y emocionalmente demandante. Audicionó por primera vez en 2021 y recibió el papel casi dos años después, lo que considera un aprendizaje de perseverancia.
Más allá de la caricatura
Otros personajes clásicos también cobran nueva dimensión en esta producción. Arturo Barba da vida a Rubén Aguirre, el actor detrás del profesor Jirafales, desde una perspectiva íntima, sin limitarse a una imitación. “Nos arriesgamos a crear un híbrido. No se trata de copiar, sino de redescubrir desde lo humano”, explicó.
Lo mismo ocurre con Andrea Noli, quien interpreta a Angelines Fernández, la actriz que dio vida a Doña Clotilde. “Tenía una historia marcada por el exilio y la guerra. Yo viví en Nicaragua y tuve entrenamiento militar. Eso me conectó con su fuerza y dignidad”, relató la actriz, quien construyó a su personaje desde la historia real de una mujer resiliente.
Un homenaje necesario
Sin querer queriendo no solo revive la historia de un hombre y sus personajes, sino que resitúa su legado en el presente, en un país y un continente que siguen necesitando del humor, la solidaridad y la humanidad con la que Roberto Gómez Bolaños construyó su obra. Una serie que es al mismo tiempo homenaje, retrato íntimo y reflexión social.
Fuente: Milenio