¡Con máscara y sin pruebas! Cruz Pérez Cuéllar desenmascara guerra sucia desde la capital

¡Con máscara y sin pruebas! Cruz Pérez Cuéllar desenmascara guerra sucia desde la capital

La política chihuahuense volvió a sacudirse esta semana, pero no por propuestas ni logros, sino por el show de ataques disfrazados que parecen salir más de un libreto barato que de un cabildo serio. En el centro del huracán: Cruz Pérez Cuéllar, presidente municipal de Ciudad Juárez, quien —con claridad y sin titubeos— denunció lo que muchos ya sospechaban: una campaña de calumnias orquestada desde la oficina del alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla.

Mientras algunos aún se frotaban los ojos ante la acusación, Bonilla salió con una respuesta que, en palabras de Pérez Cuéllar, fue “muy chafilla”, mal leída y peor redactada. Como quien improvisa una defensa sin convicción, el alcalde capitalino solo atinó a negar todo y pedir pruebas. Pero Cruz fue claro: “Yo sé que es cierto”, reafirmando lo dicho con firmeza y sin rodeos.

¿Y qué hace Bonilla en vez de aclarar con hechos? Lanza otra acusación sin sustento, ahora alegando que Pérez Cuéllar financia un grupo para golpearlo políticamente. Una jugada tan desesperada como predecible. El alcalde juarense, en su estilo directo, le regresó el balón con elegancia jurídica: “El que acusa, tiene que probar.”

Pero lo más ridículo del episodio no vino de Bonilla, sino de su presunto vocero anónimo: “el luchador”, un personaje enmascarado que, según reveló Cruz, trabaja en la Oficialía Mayor del Municipio de Chihuahua. Y aunque sus críticas buscan ser punzantes, no logran más que provocar risa.
“Ya es la última vez que le contesto”, dijo Pérez Cuéllar.
“Se emocionó porque lo mencionamos. Todo lo que el cobarde de Marco Bonilla no se atreve a decir, lo dice a través del enmascarado… que ni luchador es, nomás se pone la máscara.”

En tiempos donde el debate político se esconde detrás de perfiles falsos y voceros anónimos, Cruz Pérez Cuéllar sigue dando la cara, defendiendo su gestión y enfrentando las críticas con hechos, no con disfraces.

Porque cuando uno trabaja de frente, no necesita máscaras. Ni voceros de cuarta.