El impuesto a los videojuegos violentos: una cortina de humo fiscal

El impuesto a los videojuegos violentos: una cortina de humo fiscal

La medida solivianta a la comunidad ‘gamer’ y a la oposición mexicana.

Hay argumentos que, por más que se demuestren falsos, siempre regresan, como un ritornello. El Gobierno de Claudia Sheinbaum propone aplicar un impuesto del 8% a los videojuegos violentos o no aptos para menores, con el objetivo de desalentar su consumo, recaudar fondos y combatir la violencia. La medida, ya aprobada por la Cámara de Diputados, entraría en vigor en 2026, aunque aún debe ser ratificada por el Senado, que definirá detalles como la clasificación de los juegos y la aplicación del gravamen a ventas digitales y servicios de suscripción como Game Pass o PlayStation Plus.

La iniciativa ha desatado críticas. “Argumentan que las consolas son generadoras de violencia, como si los gamers fueran potenciales delincuentes”, reclamó la diputada de Movimiento Ciudadano Iraís Reyes, quien ironizó: “Nadie se vuelve criminal por sobrevivir al apocalipsis en The Last of Us; nadie termina en la delincuencia por lanzar un Fatality en Mortal Kombat; nadie se convierte en narco por atrapar criaturas en Pokémon”. Sus palabras, aplaudidas en redes sociales, pusieron sobre la mesa una pregunta inevitable: si el criterio es la violencia, ¿por qué no gravar también los libros, películas o series violentas?

La vinculación entre videojuegos y violencia es un debate que resurge cada cierto tiempo en distintos países, aunque no existe evidencia científica que la respalde. Los estudios psicológicos más serios coinciden en que jugar puede elevar momentáneamente la agresividad, del mismo modo que una discusión o una competencia deportiva, pero no aumenta la probabilidad de cometer actos violentos reales.

Más allá de los datos científicos, el contexto mexicano revela otra paradoja. México no figura entre los países con más jugadores —lideran China, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Alemania, Reino Unido y Canadá—, pero sí se encuentra entre los más violentos del mundo: fue el cuarto país con más homicidios en 2023 y el segundo en 2024, con más de 35 mil asesinatos. En contraste, las naciones con mayor población gamer registran tasas de homicidio bajísimas, incluso Estados Unidos, que triplica a México en población, sufre menos asesinatos.

En ese sentido, puede que el gobierno de Sheinbaum, que ha logrado reducir parcialmente los homicidios, busque mostrar mano dura contra la violencia o, quizás, distraer la atención con un enemigo imaginario.

No a los impuestos absurdos, sí a combatir la violencia real”, concluyó la diputada Reyes. Y con razón: las iniciativas para erradicar la violencia son urgentes, pero las cortinas de humo fiscal no deberían formar parte de esa estrategia.