La ola de violencia registrada en las favelas de Río de Janeiro dejó un saldo devastador: más de 100 personas muertas tras un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad brasileñas y miembros del Comando Vermelho (Comando Rojo), uno de los grupos criminales más poderosos del país.

De acuerdo con reportes de la Policía Militar y del Ministerio de Justicia de Brasil, el operativo —considerado uno de los más grandes en la historia reciente de la ciudad— se desarrolló en los complejos do Alemão y da Penha, donde participaron más de 2 mil 500 agentes de distintas corporaciones, incluyendo unidades de élite y apoyo aéreo.

El saldo oficial preliminar es de 64 muertos, incluidos cuatro policías, aunque medios internacionales como Associated Press y The Guardian reportan que la cifra podría haber ascendido a entre 119 y 132 fallecidos, según testimonios de habitantes y organizaciones civiles.

Además, las autoridades confirmaron la detención de 81 personas, así como la decomiso de armas largas, explosivos, drones y grandes cantidades de droga.

El gobernador del estado, Cláudio Castro, calificó la operación como parte de una “guerra contra el narcoterrorismo”, mientras que organismos de derechos humanos denunciaron presuntos abusos y ejecuciones extrajudiciales durante el operativo, al que describieron como “la jornada más sangrienta en la historia de Río”.

Los enfrentamientos provocaron el cierre de escuelas, suspensión del transporte público y desplazamiento de cientos de familias en las zonas afectadas.

El gobierno federal anunció que se evaluará el uso de fuerzas armadas en apoyo a la seguridad estatal, mientras Brasil enfrenta una de las crisis de violencia más graves en los últimos años.